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viernes, 9 de septiembre de 2011

# 4

    Se encontraba en un bordillo, sentada, hablando por teléfono. Llevaban más de una hora, pero todavía podían continuar durante un buen rato. Ella veía como todo el mundo iba y venia. Era de noche, noche de fiesta. La gente solo se preocupaba por rellenar su cubata y fumarse su próximo porro. Ella les observaba mientras al otro lado del teléfono se encontraba un chico el cual también estaba de fiesta, con su peto pinturrejeado y rodeado de amistades que tenia desde que era niño. Hablaban como si se conocieran de toda la vida, con la misma confianza como si estuvieran cara a cara. Tan solo habían pasado un par de semanas desde el primer contacto, y ahora tenían la suficiente confianza para contarse casi todo. Ambos sabían que eso que tenían, aunque ninguno de los dos sabían exactamente lo que era, pronto acabaría. El verano llegaría a su fin y estarían mas distanciados que nunca. Solo querían aprovechar el poco tiempo que tenían. Por eso quedarían para estar juntos, para conocerse mejor, para intentar comprender todo de una forma distinta. Él confiaba en que nada cambiaria a 300 km, pero sin embargo ella ya sabia que nada sería igual. El contacto se iría perdiendo y poco a poco esos besos, esos abrazos quedarían en el olvido. No quería que sucediese, pero se estaba concienciando en que tarde o temprano uno de los dos, o incluso ambos, lo pasarían mal.El amor es lo que tiene, cuando tienes cerca a una persona que te importa, la quieres, pero cuando la tienes lejos la quieres más. Por eso ella solo quería aprovechar el tiempo que tenia junto a él, para recordar ese verano el cual había estado lleno de risas, fiestas, algún que otro llanto… para recordar los buenos y los malos momentos vividos a su lado y poder decir que todo eso que sintió y vivió durantes esas semanas fue gracias a él.

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